Óleo sobre tabla.
La tabla se encuentra reforzada.
Medidas: 127 x 83 cm.
Pieter Aertsen nos ofrece aquí una magnífica composición de
temática religiosa, que aúna el sentimiento religioso con un carácter
totalmente profano derivado de la maestría del pintor en la representación de
los animales, que trascienden su significado simbólico para mostrarse como
animales completamente reales, totalmente físicos. La composición es de gran
originalidad, típicamente manierista, buscando la tensión expresiva que realza
el carácter sagrado y místico de la escena. Vemos a los cuatro Evangelistas en
una composición cerrada y piramidal, apretados en un espacio demasiado pequeño
para sus monumentales figuras, completamente corpóreas. Los cuatro
evangelistas, junto a los símbolos del Tetramorfos (toro, león, ángel y
águila), aparecen organizados en tres niveles de profundidad que aportan
tridimensionalidad al espacio, gracias al magistral trabajo de perspectiva del
pintor. En primer término vemos a san Lucas y san Mateo inclinados el uno hacia
el otro, ambos con sus evangelios abiertos ante ellos. San Lucas aparece
acompañado por un soberbio todo, con la pluma en la mano, y san Mateo sostiene
un cartucho para guardar pergaminos en la mano izquierda, mientras se lleva la
derecha al corazón, bajo la atenta mirada del ángel niño. En segundo plano
vemos a san Marcos, una figura juvenil de enorme belleza y expresividad, acompañado
por un león perfectamente integrado en la apretada composición. Finalmente, en
tercer plano, vemos a un san Juan que es realmente un autorretrato del propio
Pieter Aertsen, de mirada melancólica y rostro de acusado naturalismo,
acompañado por el águila, que porta en el pico un cartucho similar al de Mateo.
Las figuras aparecen agrupadas en una pirámide descentrada, que tiende hacia el
lado derecho, dejando en el ángulo superior izquierdo un espacio vacío inundado
de luz divina, donde aparece el Espíritu Santo en forma de paloma.
Pintor flamenco del periodo manierista, Pieter Aertsen fue
el creador de un nuevo género, monumentales escenas que combinan el bodegón con
la pintura de costumbres, incluyendo a menudo un tema bíblico en el fondo.
Nació y murió en Ámsterdam, entonces una ciudad relativamente pequeña, y allí
desarrolló la mayor parte de su carrera, aunque también pintó en Amberes,
entonces el centro artístico de los Países Bajos. Sus escenas de género serán
de una importancia clave en el barroco, tanto en su país de origen como en
Italia, y de hecho sus escenas con campesinos precedieron en varios años a las
más conocidas de Pieter Brueghel el Viejo. Aertsen fue discípulo de Allaert
Claesz, e inició su carrera pintando asuntos religiosos. Hacia 1550 comienza a
representar escenas domésticas, en las que incluía mobiliario, utensilios de
cocina y comida con gran realismo y atención a las calidades. Su “Carnicería
con la huida a Egipto” (Uppsala, 1551) es actualmente reconocida como la obra
inaugural del manierismo nórdico, dado que presenta el tema “menor” de forma
protagonista, dejando el asunto religioso en segundo plano. Una similar
inversión de la jerarquía de los géneros la encontramos en las obras, unas
décadas anteriores, de Joachim Patinir, inventor del género del paisaje. No
obstante, a diferencia de Patinir, Aertsen representa de forma clara el tema
religioso, aunque éste quede en un lejano segundo plano. A nivel formal, se
aprecia en su obra la herencia de Jan Sanders van Hemessen, quien representó
numerosas escenas religiosas y morales a través de una visión cercana a la de
la pintura de género, con otras de menor tamaño en el fondo, aunque claramente
identificables. Ya hacia el final de su vida, Aertsen pintó también obras de
tema religioso con un tratamiento más convencional, si bien la mayor parte de
ellas fueron destruidas durante la furia iconoclasta del “Beeldenstorm”.
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