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viernes, 28 de abril de 2017

Escultura togada monumental









Escultura togada monumental; Imperio Romano, siglos I-II d.C.
Mármol.
Procede de una colección privada inglesa formada en la década de 1970.
Medidas: 149 cm de altura.
Valor estimado: 90000-100000 €
Escultura monumental en mármol representando a un personaje femenino togado. La mujer aparece confortablemente sentada sobre una base alrededor de la cual se sitúan adornos en forma de rostro. La figura porta una túnica que combina plegados profundos con otros más suaves; se trata de un tratamiento de los tejidos marcadamente naturalista, a diferencia de otras piezas de la época en las que la apariencia es más severa y fija. Los marcados pliegues aportan opulencia a las formas rotundas de la anatomía, formas que el artista ha querido acentuar a través de detalles como el corte diagonal en los ropajes que cae entre los brazos. El contorno del voluminoso cuerpo queda envuelto y realzado por los plegados de las prendas. La ruptura de la postura se crea mediante la separación de las piernas, que determina que los pies queden apuntando en direcciones distintas, además de claramente divididos a través de los pliegues tubulares. El pilar sobre el que la figura aparece sentada se encuentra adornado con rostros humanos en relieve. Respecto a la posición de los brazos, el izquierdo se dobla bajo el derecho, de modo que éste queda elevado. Presumiblemente, sobre el brazo derecho habría descansado originalmente el rostro de la figura.
El periodo al que pertenece esta escultura monumental se caracterizó por el resurgimiento del clasicismo, en consonancia con la fase alta helenística, tipificada por el estilo de las esculturas de Pérgamo. Después de la conquista romana de Grecia y de la entrega de un sinnúmero de estatuas griegas, llevadas a Italia, los romanos aplicaron a su estatuaria las modas helenísticas.
Los romanos aportaron dos importantes novedades al mundo de la escultura: el retrato y el relieve histórico, ninguno de los cuales existía en el mundo griego. Sin embargo, siguieron los modelos griegos para gran parte de su producción escultórica, base que en Roma se conjugará con la tradición etrusca. Tras los primeros contactos con la Grecia del clasicismo a través de las colonias de la Magna Grecia, los romanos conquistan Siracusa en el 212 a.C., una rica e importante colonia griega situada en Sicilia, adornada con gran número de obras helenísticas. La ciudad fue saqueada y sus tesoros artísticos llevados a Roma, donde el nuevo estilo de estas obras sustituyó pronto a la tradición etrusco-romana imperante hasta el momento. El propio Catón denunció el saqueo y la decoración de Roma con las obras helénicas, que consideró una peligrosa influencia para la cultura nativa, y deploró que los romanos aplaudieran las estatuas de Corinto y Atenas, ridiculizando a la vez la tradición decorativa en terracota de los antiguos templos romanos. No obstante, estas reacciones de oposición fueron en vano; el arte griego había sometido al etrusco-romano en general, hasta el punto de que las estatuas griegas se encontraban entre los premios más codiciados de la guerra, siendo exhibidas durante la procesión triunfal de los generales conquistadores. Poco después, en el 133 a.C., el Imperio recibió en herencia el reino de Pérgamo, donde existía una original y pujante escuela de escultura helenística. El enorme Altar de Pérgamo, el “Galo suicidándose” o el dramático grupo “Laocoonte y sus hijos” fueron tres de las creaciones clave de esta escuela helenística. Por otro lado, después de que Grecia fuera conquistada en el 146 a.C. la mayoría de artistas griegos se establecieron en Roma, y muchos de ellos se dedicaron a realizar copias de esculturas griegas, muy de moda entonces en la capital del Imperio. Así, se produjeron numerosas copias de Praxiteles, Lisipo y obras clásicas del siglo V a.C., dando lugar a la escuela neoática de Roma, el primer movimiento neoclásico de la Historia del Arte. No obstante, entre finales del siglo II a.C. y el principio del I a.C. se produjo un cambio en esta tendencia purista griega, que culminó en la creación de una escuela nacional de escultura en Roma, de la que surgieron obras como el Altar de Aenobarbus, que introducen ya un concepto narrativo típicamente romano, que se convertirá en crónica de la vida cotidiana y, a la vez, del éxito de su modelo político. Esta escuela será la precursora del gran arte imperial de Augusto, en cuyo mandato Roma se convirtió en la ciudad más influyente del Imperio y también el nuevo centro de la cultura helenística, como lo habían sido antes Pérgamo y Alejandría, atrayendo a un gran número de artistas y artesanos griegos. En la era Augusta Roma contribuye a la continuidad y renovación de una tradición que ya contaba con un prestigio de siglos, y que había dictado el carácter de todo el arte de la zona. En esta nueva etapa la estética y la técnica griegas se aplicarán a la temática propia de esta nueva Roma. 
Bibliografía: BIEBER, Margaret. “Ancient copies. Contributions to the History of Greek and Roman Art” (New York University Press, 1977).

Purity, The Dream is Dead










HIRST, Damien (Bristol, Reino Unido, 1965).
“Purity, The Dream is Dead”, 2007. Ejemplar 2/25.
Talla en plata de ley.
Firmado y justificado. Con marcas de contraste.
Medidas: 62 cm (altura); 28 x 13 cm (base).
Valor estimado: 180000-200000 €
La presente escultura muestra “dos mitades”: la externa, de apariencia habitual, y la interna, con los órganos del cuerpo a la vista del espectador. La joven mujer aparece de pie en una base, avanzando con una decidida zancada, y rodeando con sus brazos su propio cuerpo, manteniendo el perfil y la mirada fija al frente. El trabajo de la plata se ha cuidado al máximo, logrando unas calidades casi pictoricistas muy llamativas en algunas áreas y manteniendo una superficie pulida y “pura” en otras.
Fue presentada esta llamativa obra en la White Cube de Londres (Inglaterra) en el año 2007, pasando a la venta, de nuevo, en la Sala Sotheby’s de la misma ciudad en Octubre de 2011. Como es habitual, se realizaron una serie de obras en base al modelo inicial, de edición muy limitada y muy cuidada.
El más destacado del grupo Young British Artists, Hirst ha dominado la escena del arte en Inglaterra desde principios de los noventa. Tras una infancia problemática, Hirst estudió Arte y Diseño en la Universidad de Leeds, para más tarde cursar Bellas Artes en la Universidad de Londres. Siendo estudiante, Hirst trabajaba a tiempo parcial en una morgue, experiencia que influyó posteriormente en su elección de temas y materiales. Tras una etapa marcada por serios problemas con el alcohol y las drogas, en 2002 Hirst dio un giro a su vida, a raíz de la muerte de su amigo Joe Strummer, antiguo cantante de The Clash. Desde entonces, donó mucho de su dinero y dedicó gran parte de su tiempo a la fundación de caridad Strummerville, dedicada a ayudar a jóvenes músicos. 
La muerte es el tema central de su trabajo, por lo que su obra siempre ha estado rodeada de una gran polémica. Es conocido sobre todo por sus series de Historia Natural, en las cuales animales muertos son preservados, a veces diseccionados, en formol. También es conocido por sus “spin paintings”, hechas en una superficie circular giratoria, y sus “spot paintings”, que consisten en filas de círculos coloreados al azar. 
Damien Hirst cuenta con obra en el MoMA de Nueva York, la Tate Gallery y el Museo Victoria & Albert de Londres, el Palacio Gras de Venecia, el Kunstmuseum Wolfsburg (Alemania), el Hirshhorn de Washington D.C. y la Neu Galerie de Graz (Austria), entre otras colecciones públicas y privadas de importancia.

Cristo Hipercúbico







DALÍ I DOMÈNECH, Salvador (Figueres, Girona, 1904 – 1989).
“Cristo Hipercúbico”, 1966.
Bronce patinado en negro y verde. Edición limitada a 6 ejemplares.
Firmado y fechado, con sello de la Fundición Rudier.
Procedencia: Colección Cécile Éluard.
Medidas: 44 x 20 cm
Valor estimado: 50000-60000 €
Edición limitada a 6 ejemplares, firmados y fechados por Dalí.

Procede de la colección de Cécile Éluard, hija de Gala y su primer marido, el poeta Paul Éluard. Forma parte, de hecho, de la herencia que Cécile recibió de su madre. Esta herencia, según el pacto firmado por Éluard en 1982 con Dalí y el Gobierno español, quedó en usufructo tras la muerte de Gala (1982) hasta el fallecimiento del pintor (1989). 

Finalmente en 1989, fallecido Dalí, Éluard tomó posesión del legado de su madre, que incluía obras de autores como Picasso o Giorgio de Chirico, así como diversas piezas del propio Dalí, entre las que se hallaba este “Cristo Hipercúbico”. Se puede consultar más información acerca de este traspaso en un artículo publicado en el diario “El País” el 10 de marzo de 1989, firmado por Pepa Bouis.

Salvador Dalí desarrolló su concepto del Cristo Hipercúbico en más de una obra, como atestigua la pintura realizada en 1954 y actualmente conservada en el Metropolitan Museum de Nueva York. 

En estas imágenes la cruz se aleja de los modelos latino y griego, y adquiere tridimensionalidad al proyectar las seis caras de un cubo regular en las distintas direcciones del espacio. Esta cruz había ya sido utilizada por Gaudí, y el propio Dalí explicó que comenzó a utilizarla a raíz de la lectura de la obra de Juan de Herrera “Discurso de la forma cúbica”. 

EL maestro era conocedor del hecho de que Herrera, a su vez, se había inspirado en la obra de Ramón Llull, el filósofo, místico y hermetista medieval. 

Durante sus primeros años, Dalí descubre la pintura contemporánea durante una visita familiar a Cadaqués, donde conoce a la familia de Ramón Pichot, artista que viajaba regularmente a París. Siguiendo los consejos de Pichot, Dalí empieza a estudiar pintura con Juan Núñez. 

En 1922, Dalí se alojó en la célebre Residencia de Estudiantes de Madrid para iniciar estudios de Bellas Artes en la Academia de San Fernando. Sin embargo, antes de sus exámenes finales, en 1926, fue expulsado por afirmar que no había nadie en la misma en condiciones de examinarle. Ese mismo año Dalí viaja a París por primera vez. 

Allí conoció a Picasso, y asentó algunas características formales que se convertirían en distintivas de toda su obra desde entonces. 

Su lenguaje absorbía las influencias de muchos estilos artísticos, desde el academicismo clásico a las vanguardias más rompedoras. En aquella época, el pintor se dejó crecer un vistoso mostacho que imitaba al de Velázquez, que se convertiría en su sello personal el resto de su vida. 

En 1929, Dalí colaboró con Luis Buñuel en la realización de “Un perro andaluz”, en el que se mostraban escenas propias del imaginario surrealista. En agosto de ese mismo año conoció a su musa y futura esposa Gala.

 Durante este periodo, Dalí celebró exposiciones regulares tanto en Barcelona como en París, y se unió al grupo surrealista afincado en el barrio parisino de Montparnasse. 

Su trabajo influyó enormemente en el rumbo del surrealismo durante los dos años siguientes, siendo aclamado como creador del método paranoico-crítico que, según se decía, ayudaba a acceder al subconsciente liberando energías artísticas creadoras. 

En 1931 Dalí pintó una de sus obras más célebres, “La persistencia de la memoria”, en la que según algunas teorías ilustró su rechazo del tiempo como entidad rígida o determinista. El pintor desembarcó en América en 1934, gracias al marchante Julian Levy. 

A raíz de su primera exposición individual en Nueva York su proyección internacional queda definitivamente consolidada, y desde entonces mostrará su obra y dará conferencias por todo el mundo. 

Ese mismo año fue sometido a un “juicio surrealista” del cual resultó su expulsión del movimiento, debido a que el pintor consideraba que el surrealismo podía existir en un contexto apolítico, negándose a comprometerse con las ideas de André Breton. A esto, Dalí respondió con su célebre réplica, “Yo soy el surrealismo”. 

La mayor parte de su producción está reunida en el Teatro-Museo Dalí de Figueras, seguida por la colección del Salvador Dalí Museum de St. Petersbug (Florida), el Reina Sofía de Madrid, la Salvador Dalí Gallery de Pacific Palisades (California), el Espace Dalí de Montmartre (París) o el Dalí Universe de Londres.

Hombre de Vitruvio




Modelo de DA VINCI, Leonardo (Italia, 1452 – Francia, 1519).
“Hombre de Vitruvio”.
Editorial Planeta, 2014.
Escultura en bronce con peana de mármol travertino, ejemplar 835/2.998.
Medidas: 37,5 x 35,5 cm; 41,5 x 40 cm (con peana)
Edición única de una escultura realizada a partir del dibujo de “El hombre de Vitruvio” de Leonardo da Vinci. 
La escultura se acompaña del volumen “Leonardo da Vinci”, impreso a cuatro tintas sobre papel Creator Gala de 170 g.
Las esculturas han sido realizadas en bronce a la cera perdida y colocadas sobre una peana de mármol travertino. 
Las reproducciones llevan una inscripción en bajorrelieve con la firma y una frase de Leonardo da Vinci. Cada una de las esculturas se ha numerado a mano.
Edición en español limitada a 2.998 ejemplares, numerados del 1 al 2.998, más una edición en alemán numerada del 1 al 450.

Hombre a caballo




jarra