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martes, 6 de noviembre de 2018

esculturas metalicas



























Tríptico Neogótico



































Rarísimo tríptico neogótico tallado por Francisco Pallás y Puig, Circa 1900, en impresionante estado de conservación. Esta es una pieza única, inspirada en un tríptico gótico medieval y con un trabajo de talla de altísima calidad. El tríptico tiene 70 cm de altura y está formado por un panel rectangular de fondo estrecho, una base y dos puertas de madera. Una vez abierto, el tríptico muestra un magnífico despliegue de figuras religiosas talladas en hueso, todas ellas representando escenas de la vida de Jesucristo. Podemos ver el Bautismo de San Juan, la Crucifixión, el Descendimiento de la Cruz y otras escenas del Nuevo Testamento representativas de la tradición cristiana. Cada escena va coronada por una delicadísima tracería gótica, siendo especialmente destacables las de la parte superior del tríptico por su gran tamaño. Las tracerías llevan un fondo rojo que contrasta con el fondo oscuro de los paneles y el color blanco roto del marfil.

Las escenas talladas están decoradas con pequeños detalles dorados: paños, cabellos, los nervios de las tracerías…La base que soporta el tríptico muestra una cenefa de hojas entrelazadas con un escudo en el centro. En su borde inferior hay una inscripción latina tallada en marfil con fondo negro, que reproduce un versículo del Nuevo Testamento: “Yo soy la Resurrección y la Vida y el que cree en mi aunque haya muerto vivirá”. Las escenas talladas van soportadas por unos paneles de madera maciza de color oscuro, con marcos alrededor que les dan cuerpo y sirven como soporte. Los cantos de los marcos llevan incrustados filetes de taracea de hueso y madera clara. Coronando el tríptico podemos ver un copete formado por dos figuras de ángeles que sujetan un escudo ajedrezado en rojo y oro, similar al de la base. Cuando el tríptico está cerrado, entre las dos puertas se puede ver la figura central de Cristo; las puertas están reforzadas por grandes herrajes de latón.

Rarísimo y realmente espectacular, este hermoso y antiguo tríptico neogótico tallado por Francisco Pallás y Puig destacará en una gran colección o un salón donde el arte tenga todo el protagonismo. 
Altura: 70 cm. 
Ancho: 36,5 cm. 
Fondo: 8 cm.

Francisco Pallás y Puig

Francisco Pallas y Puig (1859-1926) fue un artista de la talla nacido en Valencia, que dedicó su vida a realizar magníficas reproducciones y obras inspiradas en las grandes piezas de la Baja Edad Media y el Renacimiento. Aunque durante años su figura ha permanecido en el olvido, en la actualidad sus obras están siendo reivindicadas por su impresionante calidad. Pallás y Puig destacó especialmente en el arte de la talla sobre marfil y hueso, especializándose en artículos como varillas de abanicos o piezas ornamentales. Sus obras son reproducciones al detalle, pero durante décadas se consideraron falsificaciones; este fue el motivo de su caída en desgracia y el posterior olvido de su arte. 

El artista valenciano trabajaba habitualmente para un marchante francés. El marchante adquiría los trabajos de Pallás, que posteriormente los vendía a museos y colecciones como “piezas auténticas”: su espectacular calidad hacía muy difícil su identificación. Por esta razón, grandes museos de todo el mundo (de la talla del Museo del Louvre) tienen a día de hoy piezas de Pallás y Puig en sus colecciones. Cuando en 1944 un experto descubrió que las piezas no eran realmente antiguas el escándalo alcanzó al tallista, a quien se llegó a conocer como “el falsificador”. Sin embargo, la intención de Pallás no fue nunca vender sus obras como auténticas, sino como reproducciones. Tal era la calidad de su trabajo, que el mismo experto llegó a decir que era el autor de la famosísima escultura íbera la Dama de Elche (cuya autenticidad aún no ha sido certificada al cien por cien). 

En los últimos años, los expertos han empezado a poner a la figura de Francisco Pallás y Puig en el lugar que merece su impresionante trabajo. Sus piezas talladas al detalle, de enorme complejidad, delicadisimo trabajo y una sutileza difícil de reproducir son auténticas obras maestras que respiran espiritualidad.