Escuela mexicana de la primera mitad del siglo XX.“Día de los Muertos”, años 30-50. Óleo sobre lienzo. Firmado “Céspedes” en el ángulo inferior derecho.Medidas: 95 x 135 cm.Artista influenciado por el muralismo mexicano, con mucha probabilidad nos encontramos frente a un pintor perteneciente al grupo de intelectuales mexicanos que formaron parte de la Revolución Mexicana, el acontecimiento político y social más importante del siglo XX, quienes dieron lugar al movimiento del muralismo. De esta manera, se trata de una obra tremendamente expresiva protagonizada por un grupo de personajes ceremoniando en el Día de los Muertos, la celebración tradicional mexicana por excelencia. Como ocurre en esta obra, el muralismo buscó consolidar los ideales sociales creados en la revolución, destacando el nacionalismo dentro de su arte. Céspedes desarrolla una obra característica de la escuela mexicana, de figuras sintetizadas si bien tremendamente expresivas, en la que los diferentes planos quedan superpuestos otorgando profundidad a la escena.
CASIMIRO MARTÍNEZ TARRASSÓ (Sarrià, Barcelona, 1898–Barcelona, 1980).“Paisaje con casa”.Óleo sobre lienzo.Firmado en el ángulo inferior izquierdo.Medidas: 60 x 55,5 cm.; 83,5 x 78,5 cm. (marco).Una masía se recorta ante un cielo de un azul intenso, culminando un frondoso paraje resuelto con una encendida paleta, acorde con el espíritu "fauve" de Tarrassó, que aquí despliega todo su temperamento creativo. Conocido simplemente como Tarrassó, se formó en la Escuela de La Lonja de Barcelona. Completó sus estudios en París, donde pudo conocer de primera mano las obras fauvistas que sacudían el ambiente artístico parisino en ese momento. Fue ante todo paisajista brillante, con un estilo caracterizado por su colorido violento y vivo, muy luminoso. Siguió la estela de los grandes paisajistas catalanes, fijándose sobre todo en Joaquín Mir, aunque con una personalidad claramente diferenciada debida en parte al impacto que el fauvismo tuvo en su pensamiento artístico. Cultivó el bodegón y los paisajes catalanes y mallorquines. Realizó su primera exposición en 1928, en las Galerías Layetanas de Barcelona. Desde entonces se sucedieron sus muestras en Barcelona, Madrid, Palma de Mallorca y Bilbao. En 1935 visita Mallorca por primera vez, y a partir de 1940 contará con un estudio allí, concretamente en Palma, donde vivió largas temporadas y desarrolló la mayor parte de su producción artística. Tras la Guerra Civil, durante los años cuarenta, Tarrassó tomó parte en varias Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, en sus ediciones de 1942, 1943 y 1950, y celebró no pocas muestras personales en Barcelona, en salas como Augusta, Layetanas, Ars, etc., destacándose entre ellas la que celebró de paisajes pirenaicos en 1948, y la de grandes lienzos de paisajes mallorquines que presentó en 1949. Aunque el paisaje fue siempre el centro de su producción, Tarrassó realizó también obras como la decoración mural de la iglesia de Santa María de Badalona. En Mallorca realizó asimismo una singular empresa, plantando su caballete en las Cuevas de Campanet para captar las estalactitas y estalagmitas de sus cavidades pétreas, desarrollando una serie de obras que presentó en las Galerías Costa de Palma en octubre de 1948. A lo largo de su carrera Tarrassó fue distinguido con el Premio Pollença del I Certamen Internacional de Pintura, en 1962; el Santiago Rusiñol en 1972; y las medallas obtenidas en diversas ediciones de los Salones de Otoño de Palma de Mallorca: primera en 1967 y 1973, y de honor en 1970. La obra de Tarrassó se caracteriza por la gran personalidad de su colorido. Su obsesión por el cromatismo determina una pintura profundamente sensorial, vitalista e intuitiva. Está representado en diversas colecciones privadas nacionales e internacionales, así como en el Museo y Fondo Artístico de Porreras (Mallorca) y el de Arte Moderno y Contemporáneo de Palma.
Atribuido a ABRAHAM GOVAERTS (Amberes 1589-1626) y FRANS FRANCKEN (Amberes, 1581 – 1642).Sin título.Óleo sobre tabla.Presenta leves repintes.Medidas: 42,5 x 60 cm; 59,5 x 76 cm (marco).Govaerts era conocido por sus pinturas de paisajes, generalmente paisajes boscosos con una historia diminuta, tema mitológico o bíblico o una escena de caza. Sus paisajes inicialmente siguieron el estilo manierista del paisaje mundial de tres colores en el que las figuras están entre árboles. Su paleta en el momento exageraba el primer plano marrón y los tonos azules en el follaje. Un ejemplo es la composición Diana y Actaeon (Museo Pushkin, Moscú).A partir de 1620, el aspecto manierista de su paleta fue reemplazado por colores puros y brillantes aplicados con un ligero punteado. Él yuxtapuso varios colores para lograr sombreado gradual y transiciones suaves. Este estilo era más una reminiscencia del trabajo de Jan Breughel el Viejo. Buscó un efecto dinámico en su trabajo al colocar troncos de árboles dramáticos y contorsionados en primer plano y utilizar efectos claros claros-oscuros.Como era común en ese momento, Govaerts a menudo colaboraba con otros artistas que eran especialistas en géneros específicos. Govaerts cuidaría el paisaje mientras estos especialistas pintaban las figuras, los animales o los elementos de la naturaleza muerta. Colaboró a menudo con miembros de la familia Francken como Frans Francken the Younger y Ambrosius Francken I. La amplia producción de Frans Francken el Joven puede dividirse en cuatro etapas. Sus obras de juventud denotan su inicial vinculación con los temas y estilos propios del siglo XVI, con puntos de vista altos y una clara falta de cohesión espacial. Asimismo, utiliza colores locales, especialmente marrones, azules y verdes. Características son sus figuras de grandes ojos negros, logrados a través de toques de negro carbón, que se prolongarán durante toda su carrera. En una segunda etapa, a partir de 1610, su paleta se irá haciendo más clara, a la vez que empieza a ser claramente reconocible por sus temas e interpretaciones. Es el momento de la inclusión de figuras, especialmente mujeres estereotipadas que se repetirán a lo largo de su obra. En un tercer periodo, desde 1620, empiezan a aparecer sus típicas figuras masculinas tocadas con turbante o gorro frigio, mientras que sus composiciones denotan un carácter profundamente ecléctico. La luminosidad general alcanza ahora su cenit, determinando el esquema cromático de la obra y siguiendo en parte la armonización general típica de la escuela flamenca. En la última fase de su producción, a partir de 1630, Francken evoluciona hacia composiciones donde el color local deja paso a tonalidades generales, frecuentemente marrones, siguiendo tanto el estilo de Rubens como el de la escuela holandesa contemporánea. Además de pintura de gabinete, Francken plasmó temas mitológicos y bíblicos, algunas obras de altar y, en colaboración con otros artistas, pintó las figuras en paisajes o escenas de interior de Tobias Verhaecht, Joost de Momper II, Pieter Neefs o Paul Vredeman de Vries, entre otros. Actualmente está representado en las más destacadas pinacotecas del mundo, como el Museo del Prado, el Louvre, el Museo Real de Bellas Artes de Amberes, el Kunshistorisches de Viena, el Hermitage de San Petersburgo y la Royal Collection de Londres, entre muchos otros.
MAESTRO BECERRIL (Palencia, activo en torno a 1520).“Los Reyes Católicos casándose”.Óleo sobre tabla.Adjunta certificado expedido por Dña. Isabel de Mateo.Presenta repintes y restauraciones en varias zonas.Medidas: 118 x 88,5 cm.Óleo sobre tabla que representa el casamiento de los Reyes Católicos, Isabel y Fernando. La obra combina diferentes escenas en distintos planos destacándose el casamiento de los monarcas, el cual se encuentra situado en el último plano en la zona derecha y se repite en primer plano en la zona central. Protagonizando así el cuadro. Las diferencias que observamos en los casamientos no corresponden a los monarcas en su mayoría sino a la persona que los une en matrimonio. Siendo la figura central un santo reconocible por su halo acompañado de un santo mártir esclareciendo así que la unión entre Isabel y Fernando es un enlace de carácter divino y sagrado superior.Como bien recoge la biografía que ofrece el museo del Prado, el maestro becerril fue un pintor español representante del periodo correspondiente al primer renacimiento en Castilla. A pesar de la falta de datos bibliográficos se cree por características técnicas y estilísticas que dicho maestro fue uno de los discípulos de Juan de Flandes, influido también por Pedro Berruguete. Su nombre se debe al retablo de la iglesia de San Pelayo del pueblo palentino de Becerril de Campos, comprado por la catedral de Málaga obra que fue hecha por dicho maestro y en que muestra su estilo con mayor esplendor. A partir del retablo de Becerril se han adscrito otras obras a este maestro, entre ellas los dos retablos de Ventosa de la Cuesta (Valladolid) o David de la antigua colección Adanero. Además de la deuda con Juan de Flandes y con Berruguete. En la pintura del maestro de pueden observar influencias italianas llegadas a la Península Ibérica y por el paisaje, cercano a Juan de Flandes. El Museo del Prado conserva desde 1915 una obra de este artista que ingresó en la pinacoteca como parte del legado de Pablo Bosch y otras cuatro, que representan a otros tantos profetas, adquiridas por el Museo en 2009. Estas tablas formaban parte del banco de un retablo, cuyo destino original se ignora, y que fueron dadas a conocer por Diego Angulo Íñiguez cuando pertenecían a la Colección Adanero.
Escuela Veneciana, finales siglo XVI, principios siglo XVII.“Maria Magdalena”.Óleo sobre tabla. Engatillada.Presenta restauraciones.Medidas: 74 x 105 cm.Se trata de una pintura que evidencia una gran calidad de dibujo, firme y delicado, de formas elegantes y suavizadas por un matizadísimo color, rico en veladuras y suaves gradaciones. A nivel expresivo destaca especialmente la belleza y emotividad del rostro de la santa, inclinado hacia un lado, con los grandes ojos oscuros dirigidos hacia Dios, hacia lo alto, la boca fruncida y las mejillas arreboladas por la emoción mística. Las manos denotan también una extremada elegancia, con sus dedos largos, estilizados y bien resueltos en escorzo, compitiendo en protagonismo con el propio rostro.María Magdalena es mencionada en el Nuevo Testamento como una distinguida discípula de Cristo. De acuerdo con los Evangelios, alojó y proveyó materialmente a Jesús y sus discípulos durante su estancia en Galilea, y estuvo presente en la Crucifixión. Fue testigo de la Resurrección, así como la encargada de transmitir la noticia a los apóstoles. Se la identifica también con la mujer que ungió con perfumes los pies de Jesús antes de su llegada a Jerusalén, por lo que su atributo iconográfico principal es un pomo de esencias. Mientras que el cristianismo oriental honra especialmente a María Magdalena por su cercanía a Jesús, considerándola "igual a los apóstoles", en Occidente se desarrolló, basándose en su identificación con otras mujeres de los Evangelios, la idea de que antes de conocer a Jesús se había dedicado a la prostitución, y de ahí la leyenda posterior que narra su penitencia en el desierto. En el arte se la representó preferentemente de esta manera, especialmente en el siglo XVII, un momento en que las sociedades católicas sintieron una especial fascinación por las vidas de místicos y santos que vivieron en soledad en lugares salvajes, dedicados a la oración y la penitencia. El tema de la Magdalena, además, ofrecía la posibilidad de representar a una mujer hermosa que enseña algunas partes de la anatomía entonces consideradas tabú, como los pies o el pecho, pero que en ella respeta el decoro por cuanto es carne mortificada que expresa el arrepentimiento por sus pecados pasados.
Circulo de JAN BRUEGEL (Bruselas, 1568 – Amberes, 1625).
Óleo Tabla.
Presenta leves repintes.
Medidas: 38,5 x 52,2 cm.
El paisaje del óleo se presenta compuesto a base de distintos planos. Las líneas vertical provocada por el molino de viento quedan atenuada por la las horizontales que dominan en las colinas. Se han situado en él una serie de construcciones de arquitectura típica del norte de Europa de la época, Animan este paisaje una serie de figuras que se disponen en el primero plano de la composición siendo de pequeño tamaño.
El paisaje idealizado muestra una clara influencia de los modelos flamencos contemporáneos, además de una clara relación con trabajos como una obra de Jan Brueghel “el Viejo” realizada en el primer cuarto del siglo XVII y conservada en la Gemäldegalerie de Kassel en Alemania, por ejemplo, además de recordar en ciertos detalles a trabajos realizados por la familia de los Brueghel.
Jan Brueghel “el Viejo” fue un pintor flamenco miembro de la conocida familia: hijo de Pieter Brueghel “el Viejo”, padre de Jan Brughel “el Joven” y hermano de Pieter “el Joven”. Fue conocido, sobre todo, por sus bodegones florales y sus paisajes idealizados, casi del Paraíso, además de por un estilo más personal que el de su hermano, en comparación con el trabajo de su padre.
Al quedarse huérfano, se fue a vivir con sus hermanos, probablemente, con su abuela Mayken Verhulst, viuda de Pieter Coecke van Aelst y pintora por derecho propio, quien, quizá, dio su primera formación a los dos chicos junto con los hijos de ella, también pintores. Jan se mudó a Amberes hacia 1583. Hacia 1589 viajó a Italia: vivió primero en Nápoles, trabajando para Francesco Carracciolo, y luego a Roma, donde trabajó para varios cardenales importantes (Federico Borromeo…), para pasar después a Milán. En su estancia italiana trabajó sobre todos paisajes y temas de historia (también bíblica) y temas mitológicos. Regresó a Amberes en 1596, de donde sólo salió para viajes cortos a Praga y a las Provincias Unidas. Establecido, continuó los temas que había trabajado en Italia y, muy a menudo, realizó colaboraciones con otros pintores (él pintaba las figuras o los paisajes o las flores, y otro artista añadía las figuras o el paisaje, o lo que fuera necesario), entre los que destacaron Pedro Pablo Rubens, Hendrick van Balen y Joos de Momper.
Su trabajo se conserva sólo en importantes colecciones privadas, además de en instituciones destacadas como el Museo del Prado de Madrid, el Getty Museum, el Museo del Louvre de París, The Walters Art Museum, etc.
Atribuido a GILLIS VAN CONINXLOO (Amberes, 1544 -Ámsterdam, 1607).Óleo sobre lienzo.Presenta leves restauraciones y marco del siglo XIX.Medidas: 145 x 104 cm; 173 x 128 cm (marco).La huida a Egipto es un episodio del Evangelio de Mateo muy tratado en el arte, utilizado con frecuencia para identificar a la Sagrada Familia con los desfavorecidos por la emigración y la represión política. El relato del Nuevo Testamento, muy breve y propio del Evangelio de Mateo, narra cómo un ángel se aparece en sueños a San José y le indica que debe huir a Egipto junto a María y el Niño, pues el rey Herodes lo estaba buscando para matarlo. José obedece, y al cabo de un tiempo se le ordena volver, de un modo similar. El propio evangelista ve en el episodio el cumplimiento de una profecía del Antiguo Testamento: “de Egipto llamé a mi hijo” (Oseas, 11,1). En los evangelios apócrifos y en la tradición cristiana posterior, este episodio se ampliará con multitud de anécdotas y milagros acaecidos a lo largo del viaje, entre los cuales encontramos el descanso en la huida a Egipto, pausa obligada para que la Virgen amamante al Niño.Gillis van Coninxloo fue un pintor flamenco de paisajes que desempeñó un papel importante en el desarrollo del arte del paisaje del norte en el cambio de siglo XVII. Pasó los últimos 20 años de su vida en el extranjero, primero en Alemania y luego en la República holandesa.Nació en Amberes y estudió con Pieter Coecke van Aelst, Lenaert Kroes y Gillis Mostaert. Viajó en Francia después de completar su formación artística . Se convirtió en miembro del Gremio de San Lucas de Amberes en 1570 y trabajó en Amberes hasta 1585 cuando Amberes cayó ante los españoles. Partió primero para Middelburg y luego en 1587 para Frankenthal, donde estuvo activo hasta 1595. Luego se mudó a Amsterdam, donde murió en 1607. Tuvo muchos alumnos, incluyendo a Pieter Brueghel el Joven, Govert Govertsz van Arnhem, Willem van den Bundel, Gillis van Coninxloo III, Jonas van Merle, Hércules Seghers y Jacques van der Wijen Coninxloo es uno de los pintores paisajistas flamencos más importantes de finales del siglo XVII. Ejerció una fuerte influencia sobre Jan Brueghel el Viejo, Pieter Schoubroeck, Roelandt Savery y otros pintores paisajistas flamencos y holandeses de este período.Sus primeros paisajes fueron a menudo versiones manieristas norteñas del tipo de paisaje mundial establecido, aunque con vistas cercanas de árboles que ya reducen la vista panorámica. A partir de la década de 1590, Coninxloo introdujo un nuevo enfoque en la pintura paisajista flamenca, con vistas de primer plano de bosques que recuerdan a Albrecht Altdorfer y la escuela del Danubio casi un siglo antes y que excluyen casi o por completo una visión lejana. Mientras que los paisajes forestales anteriores habían utilizado los bosques como telón de fondo para la actividad humana, van Coninxloo los convirtió en el tema adecuado al sumergir figuras humanas diminutas en elaboradas composiciones de árboles en una escala enormemente exagerada. Un Paisaje Forestal de 1598 en la Colección Liechtenstein es el primer trabajo que lleva este enfoque a su extremo: el cielo solo es visible en algunos parches entre ramas y una sola figura humana pequeña se reclina debajo de un árbol. Esta pintura logra una gran intensidad y calidad atmosférica a través de sus finos tonos de marrón y verde y su acentuado manejo de la luz. Durante su estancia en Frankenthal desde 1588 hasta 1595, influyó en varios pintores flamencos emigrados más conocidos, que ahora se conocen colectivamente como la 'Escuela Frankenthal'. El historiador de arte de principios del siglo XVII Karel van Mander escribió sobre Coninxloo en su Schilder-boeck. Van Mander declaró que el maestro de Coninxloo, Pieter Coeke van Aelst, era su primo, y que yo sé que en este momento no hay mejor pintor de paisajes, y me doy cuenta de que están siguiendo su estilo mucho en Holanda. La influencia de su trabajo se extendió en Holanda por medio de sus diseños para grabados a gran escala, principalmente grabados por los grabadores emigrados flamencos Nicolaes de Bruyn y Jan van Londerseel, que publicaron en la República holandesa.