ABRAHAM
VAN DIEPENBEECK
(Bolduque, Países Bajos, 1596 Amberes, Bélgica, 1675)
“Jacob y Raquel”
Óleo sobre lienzo.
Medidas: 168,5 x 227 cm; 193,5 x 250,5 cm (marco).
En esta obra podemos ver el momento en el que el patriarca bíblico Jacob conoce a la que será su esposa, Raquel. El texto bíblico narra que, estando Jacob con sus ovejas, vio por primera vez a su prima Raquel, que se hallaba junto a un pozo, y se enamoró al instante de ella. En su estudio, Jorge Gutiérrez-García indica que se puede adjudicar la autoría de la obra a uno de los mejores discípulos de Rubens, Abraham van Diepenbeeck, como demuestra la gran similitud de estilo y características existente entre esta pintura y otras catalogadas de su mano. Además, existe otro cuadro con el mismo tema y con una composición muy similar, ejecutado por Diepenbeeck. En ambas pinturas vemos a Jacob a la izquierda, presentándose a Raquel realizando una leve inclinación. Ella, en el lado derecho de la composición, aparece sentada junto a un pozo. Los dos cuadros comparten por tanto el mismo esquema compositivo, con las ovejas del rebaño de Jacob en la esquina izquierda. Asimismo, se observa una clara cercanía en los acabados y texturas de las pieles de los animales, y de hecho en algunas zonas llegan a ser idénticos. Gutiérrez-García concluye, en base a estos datos, que la obra que aquí presentamos debió ser la continuación del modelo anterior mejorado. Continúa el autor indicando que los personajes aparecen vestidos con ropajes de épocas distintas, siendo el nuestro más cercano a la moda del siglo XVII, como se aprecia en los zapatos de Raquel, que en el otro lienzo se convierten en sandalias a la antigua. Sin embargo, Gutiérrez-García señala como prueba de la autoría compartida entre ambos cuadros los pies de Raquel, que en nuestra obra sufrieron una corrección, aunque en su primera forma seguían el modelo del cuadro anterior. Así, en el zapato del pie izquierdo hubo antes una sandalia idéntica a las de la otra pintura. Las sandalias de Jacob, en cambio, apenas sufren cambios entre una y otra pintura, y son casi idénticas, excepto por los colores empleados. Otro detalle curioso de ambas obras es que los personajes lucen sombreros a la manera del siglo XVII, algo que constituye una auténtica rareza, ya que rompe radicalmente con la ambientación en la Antigüedad, si bien es algo que Rubens hizo con frecuencia, siguiendo a los venecianos del siglo XVI. Así, esto constituye una muestra de la cercanía del autor con Rubens, quien hizo esto mismo en obras como “El festín de Herodes” (Madrid, Museo Lázaro Galdiano). Por otro lado, los sombreros que lucen aquí Jacob y Raquel son muy parecidos a los que podemos encontrar en dicha obra de Rubens.
Otro detalle a tener en cuenta en ambas composiciones de “Jacob y Raquel”, según señala el autor del estudio, son los colores con los que aparecen trabajados ambos personajes: rojo para Jacob (aquí la túnica, en el otro lienzo en la capa) y amarillo para Raquel (en el vestido, en ambos casos).
Esta pintura presenta, por otro lado, dos marcas que debemos tener en cuenta, en el ángulo inferior derecho. Se puede leer “D10” y “2”. La primera de las marcas posiblemente alude al propio autor, identificándose la D con la inicial de Diepenbeeck, por lo que el número 10 podría ser una cifra de inventario, al igual que ocurriría con el número 2, casi con toda seguridad posterior.
Añade Gutiérrez-García que el gran formato de esta obra es un rasgo que evidencia claramente la maestría de su autor para trabajar una superficie tan extensa, sin perder calidad en ninguno de los elementos de la composición, ya sea en perspectiva, proporciones o texturas. Y este rasgo es muy propio de los pintores que colaboraron con Rubens, quienes le asistían en la ejecución de sus grandes obras. Por otro lado, el autor del estudio señala que las obras de Diepenbeeck suelen presentar formatos grandes, en torno al metro y medio por dos metros.
Abraham van Diepenbeeck fue un erudito y artista multidisciplinar (pintor, artista del vidrio, dibujante y proyectista) del siglo XVII. Se formó en el arte de la vidriera con su padre, en su Bolduque natal, si bien hacia 1621 se trasladará a Amberes, iniciando su carrera como autor de vidrieras (de hecho, en 1622 ingresa en el Gremio de San Lucas como maestro de pintura en vidrio). De esta primera época encontramos obras de su mano como las vidrieras de la catedral de Amberes con los actos de misericordia o las de la vida de san pablo en la iglesia de los dominicos de la misma ciudad. Sin embargo, tan sólo dos años más tarde, en 1623, ingresará en el taller de Rubens. Allí trabajará temas mitológicos e históricos, así como retratos, mostrando un lenguaje pictórico de gran habilidad y vigor y paleta colorida y vibrante. Diepenbeeck permanecerá el resto de su vida en Amberes, obteniendo la ciudadanía en 1636 y siendo admitido en el Gremio de San Lucas de la ciudad tan sólo dos años más tarde (ya como pintor de caballete). Jugó un importante papel en la escena pictórica de la época, y de hecho llegó en 1641 a ser director de la escuela que llegaría a ser la Academia de Bellas Artes de la ciudad. Sabemos que posteriormente realizó un viaje a Italia, a raíz del cual comenzará a realizar dibujos, muchos de ellos pasados al grabado por Cornelis Bloemaert. De hecho, su labor como dibujante le llevará un tiempoa Inglaterra, donde realizará las ilustraciones para el libro “Sistema general de la equitación en todas sus clases”, además de retratar al primer duque de Newcastle y a su familia. Varias fuentes indican que Diepenbeeck fue un miembro destacado del taller de Rubens, especialmente importante entre sus discípulos. Esta afirmación se sustenta principalmente en el hecho de que fue uno de los pintores que trabajaron en los cartones de “El triunfo de la Eucaristía”, la serie de tapices encargada por Isabel Clara Eugenia para el Monasterio de las Descalzas de Madrid. Actualmente se conservan obras de Abraham van Diepenbeeck en el Museo del Louvre, el hermitage de San Petersburgo, la Royal Collection y la Royal Academy de Londres, el Fitzwilliam de la Universidad de Cambridge, los de Bellas Artes de Amberes, Lyon y Burdeos, el Magnin de Dijon, el Episcopal de Haarlem, la Galería Nacional de Dinamarca y los Museos Reales de Bélgica, entre otras destacadas colecciones.
(Bolduque, Países Bajos, 1596 Amberes, Bélgica, 1675)
“Jacob y Raquel”
Óleo sobre lienzo.
Medidas: 168,5 x 227 cm; 193,5 x 250,5 cm (marco).
En esta obra podemos ver el momento en el que el patriarca bíblico Jacob conoce a la que será su esposa, Raquel. El texto bíblico narra que, estando Jacob con sus ovejas, vio por primera vez a su prima Raquel, que se hallaba junto a un pozo, y se enamoró al instante de ella. En su estudio, Jorge Gutiérrez-García indica que se puede adjudicar la autoría de la obra a uno de los mejores discípulos de Rubens, Abraham van Diepenbeeck, como demuestra la gran similitud de estilo y características existente entre esta pintura y otras catalogadas de su mano. Además, existe otro cuadro con el mismo tema y con una composición muy similar, ejecutado por Diepenbeeck. En ambas pinturas vemos a Jacob a la izquierda, presentándose a Raquel realizando una leve inclinación. Ella, en el lado derecho de la composición, aparece sentada junto a un pozo. Los dos cuadros comparten por tanto el mismo esquema compositivo, con las ovejas del rebaño de Jacob en la esquina izquierda. Asimismo, se observa una clara cercanía en los acabados y texturas de las pieles de los animales, y de hecho en algunas zonas llegan a ser idénticos. Gutiérrez-García concluye, en base a estos datos, que la obra que aquí presentamos debió ser la continuación del modelo anterior mejorado. Continúa el autor indicando que los personajes aparecen vestidos con ropajes de épocas distintas, siendo el nuestro más cercano a la moda del siglo XVII, como se aprecia en los zapatos de Raquel, que en el otro lienzo se convierten en sandalias a la antigua. Sin embargo, Gutiérrez-García señala como prueba de la autoría compartida entre ambos cuadros los pies de Raquel, que en nuestra obra sufrieron una corrección, aunque en su primera forma seguían el modelo del cuadro anterior. Así, en el zapato del pie izquierdo hubo antes una sandalia idéntica a las de la otra pintura. Las sandalias de Jacob, en cambio, apenas sufren cambios entre una y otra pintura, y son casi idénticas, excepto por los colores empleados. Otro detalle curioso de ambas obras es que los personajes lucen sombreros a la manera del siglo XVII, algo que constituye una auténtica rareza, ya que rompe radicalmente con la ambientación en la Antigüedad, si bien es algo que Rubens hizo con frecuencia, siguiendo a los venecianos del siglo XVI. Así, esto constituye una muestra de la cercanía del autor con Rubens, quien hizo esto mismo en obras como “El festín de Herodes” (Madrid, Museo Lázaro Galdiano). Por otro lado, los sombreros que lucen aquí Jacob y Raquel son muy parecidos a los que podemos encontrar en dicha obra de Rubens.
Otro detalle a tener en cuenta en ambas composiciones de “Jacob y Raquel”, según señala el autor del estudio, son los colores con los que aparecen trabajados ambos personajes: rojo para Jacob (aquí la túnica, en el otro lienzo en la capa) y amarillo para Raquel (en el vestido, en ambos casos).
Esta pintura presenta, por otro lado, dos marcas que debemos tener en cuenta, en el ángulo inferior derecho. Se puede leer “D10” y “2”. La primera de las marcas posiblemente alude al propio autor, identificándose la D con la inicial de Diepenbeeck, por lo que el número 10 podría ser una cifra de inventario, al igual que ocurriría con el número 2, casi con toda seguridad posterior.
Añade Gutiérrez-García que el gran formato de esta obra es un rasgo que evidencia claramente la maestría de su autor para trabajar una superficie tan extensa, sin perder calidad en ninguno de los elementos de la composición, ya sea en perspectiva, proporciones o texturas. Y este rasgo es muy propio de los pintores que colaboraron con Rubens, quienes le asistían en la ejecución de sus grandes obras. Por otro lado, el autor del estudio señala que las obras de Diepenbeeck suelen presentar formatos grandes, en torno al metro y medio por dos metros.
Abraham van Diepenbeeck fue un erudito y artista multidisciplinar (pintor, artista del vidrio, dibujante y proyectista) del siglo XVII. Se formó en el arte de la vidriera con su padre, en su Bolduque natal, si bien hacia 1621 se trasladará a Amberes, iniciando su carrera como autor de vidrieras (de hecho, en 1622 ingresa en el Gremio de San Lucas como maestro de pintura en vidrio). De esta primera época encontramos obras de su mano como las vidrieras de la catedral de Amberes con los actos de misericordia o las de la vida de san pablo en la iglesia de los dominicos de la misma ciudad. Sin embargo, tan sólo dos años más tarde, en 1623, ingresará en el taller de Rubens. Allí trabajará temas mitológicos e históricos, así como retratos, mostrando un lenguaje pictórico de gran habilidad y vigor y paleta colorida y vibrante. Diepenbeeck permanecerá el resto de su vida en Amberes, obteniendo la ciudadanía en 1636 y siendo admitido en el Gremio de San Lucas de la ciudad tan sólo dos años más tarde (ya como pintor de caballete). Jugó un importante papel en la escena pictórica de la época, y de hecho llegó en 1641 a ser director de la escuela que llegaría a ser la Academia de Bellas Artes de la ciudad. Sabemos que posteriormente realizó un viaje a Italia, a raíz del cual comenzará a realizar dibujos, muchos de ellos pasados al grabado por Cornelis Bloemaert. De hecho, su labor como dibujante le llevará un tiempoa Inglaterra, donde realizará las ilustraciones para el libro “Sistema general de la equitación en todas sus clases”, además de retratar al primer duque de Newcastle y a su familia. Varias fuentes indican que Diepenbeeck fue un miembro destacado del taller de Rubens, especialmente importante entre sus discípulos. Esta afirmación se sustenta principalmente en el hecho de que fue uno de los pintores que trabajaron en los cartones de “El triunfo de la Eucaristía”, la serie de tapices encargada por Isabel Clara Eugenia para el Monasterio de las Descalzas de Madrid. Actualmente se conservan obras de Abraham van Diepenbeeck en el Museo del Louvre, el hermitage de San Petersburgo, la Royal Collection y la Royal Academy de Londres, el Fitzwilliam de la Universidad de Cambridge, los de Bellas Artes de Amberes, Lyon y Burdeos, el Magnin de Dijon, el Episcopal de Haarlem, la Galería Nacional de Dinamarca y los Museos Reales de Bélgica, entre otras destacadas colecciones.
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