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viernes, 21 de septiembre de 2018

Bañista







Escuela catalana de los años 30.
Escultura en piedra cantera.
Medidas: 110 x 75 x 6 cm.
Esta obra se enmarca dentro del contexto del Noucentisme, movimiento ideológico-estético que surge en Cataluña a principios del siglo XX como reacción frente al modernismo, el romanticismo y, en general y por extensión, frente a todo el arte y el espíritu “Fin de siglo”. El Noucentisme se opone genéricamente a la mentalidad y al espíritu ochocentistas con una voluntad de rigor y un clasicismo que busca en el pasado clasicista sus modelos ideales a imitar. Así, sus valores esenciales serán el orden, la claridad y la mesura. Contrario al naturalismo, al psicologismo y al sentimentalismo propios del siglo XIX, busca la creación lúcida de un espíritu mediterráneo, en contraposición al decadentismo finisecular. Encarnado por el personaje de Teresa, de “La ben plantada” de Eugenio d’Ors, con su sentido del orden, de la serenidad y del clasicismo simboliza no sólo a Cataluña, sino todo el espíritu del Mediterráneo. Frente a las nieblas y negruras del irracionalismo nórdico del modernismo y el romanticismo, el Noucentisme reivindica el “seny” (sentido), la razón la claridad y la luz del mar Mediterráneo. Algunos autores interpretan esta mitología mediterránea dulce, tierna, suave, tranquila, ordenada y ordenadora como una reacción de los pueblos meridionales frente a la agresividad nórdica y el nacionalismo de los septentrionales. Para el Noucentisme, el arte no debe nunca convertirse en “imitatio”, porque eso equivaldría a subvertir la jerarquía y primado del espíritu. De ahí que, como manifestación artística, fuera un espíritu fundamentalmente escultórico, un “arte de la forma”; será en la escultura, o mejor dicho en la estatuaria, donde se logre la concreción de la teoría del clasicismo y el mediterraneísmo noucentistas. Además, el Noucentisme reivindicó el siguiente lema: “Las ideas que no se pueden esculpir no son más que vulgares nociones”. Una de las características primordiales de la escultura noucentista es el predominio de la Forma, como elemento esencial de la belleza plástica, aquello que encierra la esencia de los objetos. En la escultura catalana noucentista destacarán principalmente las figuras de Arístides Maillol, Josep Clarà, Enric Casanovas y Esteve Monegal, artistas que desarrollarán su obra dentro de los cánones dorsianos. Esta escultura, que representa a una bañista desnuda, sentada sobre una roca y con la vista concentrada en las alturas, meditativa, se relaciona directamente con la obra de estos autores. Podemos encontrar representaciones muy cercanas en forma y temática en obras como “La Diosa”, de Josep Clarà, “El Mediterráneo” de Maillol o el “Desnudo femenino” del MNAC de Casanovas, por poner sólo algunos ejemplos. Todas estas esculturas representan a la misma figura femenina robusta, reposada y perfecta que aquí vemos, personificación del programa estético de la escultura catalana noucentista.

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