Escuela sevillana, siglo XVII
“La Coronación de la Virgen”.
Relieve en madera tallada, dorada, policromada y estofado.
Medidas: 143 x 113 x 16 cm.
Por la composición e iconografía este relieve debe ser la
pieza central de un retablo dedicado a la Virgen María.
La obra cuenta con un cielo de nubes, plagado de ángeles
tanto de cuerpo entero (en la parte inferior) como de cabecitas (repartidos por
el relieve), situando la escena en el plano celestial de la existencia. En
primer término, y a gran tamaño (como es habitual en el arte surgido después y
gracias a las normas del Concilio de Trento), aparecen tres figuras: a la
izquierda, semidesnudo, cubierto con un rico paño, y sosteniendo con una mano
una cruz de gran tamaño, Cristo; a la derecha, un hombre barbado con una rica
túnica, movida como el resto de los paños, Dios Padre; en la parte superior, la
paloma del Espíritu Santo; en el centro, bajo la corona que es sostenida en
alto por Cristo y Dios Padre, aparece de rodillas María, vestida con túnica y
manto y situada sobre un cuarto creciente lunar (aludiendo claramente a la
iconografía de la Inmaculada, tan habitual en la España del momento).
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