FORTUNY MARSAL, Mariano (Reus, Tarragona, 1838 – Roma,
1874).
“Aparición de la Virgen de la Misericordia. Reus”, 1855.
Ocho pinturas al óleo sobre lienzo.
Firmado, fechado y dedicado en el ángulo inferior derecho de
la pintura principal: “A D. Domingo Soberano, en prueba de mi mucho afecto.
Barcelona, 20 Agosto de 1855. Mariano Fortuny”.
Con etiqueta al dorso de la Sala Parés de Barcelona.
Medidas: 96 x 77 cm (grande); 13,5 cm de diámetro
(pequeños); 136 x 118 cm (marco).
PROCEDENCIA:
Col. Soberano, 1887.
Sala Parés, Barcelona.
Colección particular.
EXPOSICIONES:
Zaragoza, Mariano Fortuny y Marsal en el 160 aniversario de
su nacimiento, Centro de exposiciones y congresos, 29 de septiembre-20 de
diciembre, 1998, pág. 66-67 (ilustrada en color).
BIBLIOGRAFÍA:
Davillier, Ciclopedia of Painters and Paintings, 1887,
vol.II. nº2; Barcelona, 1979, Artema, nº 1.
González, C. y Martí, M., Barcelona, 1989, tomo I, lám.
4pág. 163; tomo II, pág. 22, cat. nº RL-0.01.55.
Esta obra, firmada en 1855, pintada con unos 17 años y
dedicada por Fortuny a su profesor Domingo Soberano, está catalogada con el nº
648 en la Exposición Fortuny del Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico
Nacional. Fue expuesta en el Ayuntamiento y el Museo de Reus, así como en el
Palau de la Virreina de Barcelona en 1940. Asimismo, fue exhibida en la
exposición extraordinaria “Obras seleccionadas de pintores de Fama”, celebrada
en la Sala Parés de Barcelona entre diciembre de 1971 y enero de 1972.
Joaquín Ciervo, en su estudio crítico-biográfico publicado
en “Els Quaderns d’Art” de la Editorial Aymá en 1943 (“Biblioteca de Figuras
Ilustres), comenta esta obra y época del pintor con las siguientes palabras:
“Mariano Fortuny ingresó en una escuela de dibujo y en 1850 el pintor don
Domènec Soberano le permitió explayarse cerca de él en su estudio o taller
(esto pasaba en Reus). Aprendió los rudimentos para pintar al óleo y a la
acuarela, y pronto le fueron encargados exvotos para el Santuario de la Madre
de Dios de la Misericordia, con lo cual fueron acelerados los proyectos del
anciano y estimuladas las aspiraciones del joven”.
En este conjunto de ocho pinturas se representan varios
episodios, de los cuales el más importante es la aparición de la Virgen de la
Misericordia en Reus. La leyenda narra que en 1592, encontrándose la localidad
de Reus asolada por la peste, se apareció la Virgen a una pastorcilla que
apacentaba su ganado en el término de la villa de San Pedro, y le dijo que
hablase con los jurados de la villa y les dijese que rodearan sus muros con una
vela y después la dejasen arder cuanto durase puesta delante del Santísimo,
porque les aliviaría de aquel mal. Quedó la niña con esto tan admirada que dudó
el ser creía por ellos, pero la Virgen le dio una señal con la cual, viéndola,
quedaron satisfechos, que fue ponerle la mano en la mejilla y dejarle una marca
en forma de rosa (el símbolo de la ciudad de Reus desde el siglo XIV).
Ejecutaron entonces el mandamiento, y pronto experimentaron el deseado alivio.
En agradecimiento, erigieron una capilla a título de Nuestra Señora de la
Misericordia en el lugar donde se había aparecido a la niña. No obstante, al
crecer la devoción popular, aún hoy muy vigente en Reus, la capilla de 1602 se
sustituyó en 1650 por el Santuario de la Misericordia que ha llegado hasta
nuestros días, cuyas obras finalizaron en 1683. En la ciudad de Reus es muy
grande la devoción hacia la Virgen de la Misericordia, y de hecho es costumbre
entre la gente el casarse no en su parroquia sino en el santuario. A día de
hoy, en torno a él se siguen celebrando las Fiestas de la Misericordia, la
segunda fiesta mayor de Reus.
En la pintura principal de este conjunto vemos la aparición de
la Virgen, acompañada de una corte de ángeles músicos, ante la joven
pastorcilla. Ésta se halla acompañada de sus animales, junto a un río, con la
ciudad al fondo, en la que destaca la silueta de la iglesia de Reus. En los
tondos vemos la representación de las siete obras de misericordia corporales:
dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo,
visitar a los enfermos, asistir al preso, dar posada al caminante y sepultar a
los muertos.
Fortuny inició su formación en la Escuela de Arte municipal
de Reus, y en 1850 se traslada a Barcelona con su abuelo. Allí continúa sus
estudios como discípulo de Domingo Talarn, e ingresa en la Escuela de Bellas
Artes, donde tuvo como maestros a Pablo Milá, Claudio Lorenzale y Luis Rigalt.
Asiste al mismo tiempo a la escuela privada de Lorenzale, lo que determinará su
inclinación por la pintura romántica en esta primera etapa. En 1858 se instala
en Roma gracias a una beca, y asiste a la Academia Chigi. Estando allí, la
Diputación de Barcelona le propone viajar a Marruecos para pintar los
encuentros bélicos que estaban teniendo lugar en la zona, lo que dará un giro
total a su trayectoria. La luz de Marruecos y el exotismo del lugar y de sus
gentes le llevan a interesarse por aspectos totalmente desconocidos en su
producción anteriores. En 1860 visita Madrid, donde frecuenta el museo del
Prado y se interesa por la obra de Velázquez y Goya. Poco después inicia un
viaje por Europa, e finalmente regresa a Roma de forma definitiva. Asiste a las
clases de la Academia de Bellas Artes de Francia en la Villa Médicis, y en 1861
visita Florencia y entra en contacto con los “macchiaioli”. Regresa a Marruecos
en 1862, y se dedica a pintar temas costumbristas en los que capta el movimiento
a través del color y de la luz. De vuelta en Roma sigue centrado en temas de
ambientación orientalista. Poco después viaja a París y conoce a Adolphe
Goupil, quien será su marchante desde 1866. Ese mismo año visita de nuevo
Madrid y pasa por Toledo, donde descubre a El Greco. En 1867 expone en el
estudio de Federico de Madrazo, quien se convierte ese mismo año en su suegro.
Al año siguiente regresa a Roma, y en 1870 se consolida su fama a nivel
internacional gracias a su exposición en la galería parisina de Goupil. Se
instala en estos años en Granada, en la Fonda de los Siete Suelos de la
Alambra, con la idea de afrontar nuevos temas con la mayor libertad que le
otorga el éxito comercial y de crítica. No obstante, en 1872 se ve obligado a
regresar a Roma, donde permanecerá ya hasta su muerte. Mariano Fortuny está
representado en el Museo del Prado, la National Gallery de Londres, el Museo de
la Hispanic Society de Nueva York, el Palacio Ruspoli en Roma, los Museos de
Bellas Artes de Bilbao, San Francisco, Cincinnati y Boston y el Nacional de
Arte de Cataluña, entre muchos otros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario