Luca Giordano (Nápoles, 1634 – 1705).
Tercer y Sexto Trabajos de Hércules.
Pareja de oleos sobre lienzo.
Bastidor posterior. Reentelado pps. XIX.
Medidas cada uno: 57x42 cm; 70x54,5 cm (marco).
Pareja de lienzos representando respectivamente dos de los
trabajos que Hércules tuvo que realizar para obtener la inmortalidad: la
captura de la cierva de Cerinea y la caza de los pájaros del Estínfalo. De
Lucas Giordano se conserva en el Museo del Prado "Hércules en la
pira", que formó parte de una serie de composiciones de asunto mitológico
que el napolitano pintara durante su estancia madrileña para decorar el Palacio
del Buen Retiro. Concretamente, los Trabajos de Hércules decoraban el Salón de
Embajadores del Buen Retiro o Casón, pero se perdieron. Estos dos lienzos que
nos ocupan es probable que los realizara como bocetos para la decoración del
Casón. En la primera pintura, vemos a Heracles tomando por los cuernos a la
cierva de Cerinia, que debía llevar viva de Enoe a Micenas. La cierva de
cuernos de oro estaba consagrada a Artemis, pero había huído y al héroe le
estaba encomendado recuperarla. Su musculosa anatomía está modelada por un
claroscuro barroco, procediendo la luz de un celaje brumoso, cayendo en
diagonal, siendo similar la composición dinámica y barroca que domina el
segundo cuadro. En él, Hércules está disparando sus flechas a las aves de Estínfalo.
Decíase que arruinaban los cultivos y atacaban al ganado, por lo que Euristeo
encomendó a Heracles su exterminio. La figura femenina que aparece en el lado
derecho pudiera corresponder a la diosa Atenea, quien socorrió al héroe
entregándose el mágico cascabel de bronce. La búsqueda de un halo dramático de
extrema luminosidad y tonalidades doradas, con potentes efectos barrocos, es
característico de la pintura realizada por el maestro napolitano durante su
estancia en España(1692-1702).
Luca Giordano (Nápoles, 1634-1705) gozó en vida, tanto en
Italia como en España, de gran popularidad. En la maduración de su estilo
influyeron artistas como Mattia Preti, Rubens, Bernini y, sobre todo, Pietro da
Cortona, cuyos tipos físicos inspiraron los de Giordano. Durante los últimos
años de la década de 1670 comenzó sus grandes decoraciones murales
(Montecassino, 1677-1678, y San Gregorio Armeno, Nápoles, 1679), a las que
siguió, a partir de 1682, la cúpula de la capilla Corsini en la iglesia del
Carmen (Florencia) y las de la galería y la biblioteca del Palacio Médici
Ricardi (Florencia). En 1692 fue llamado a Madrid para llevar a cabo las
decoraciones murales del monasterio de El Escorial, tanto en la escalera como
en las bóvedas de la basílica, donde trabajó entre 1692 y 1694. La primera
constituye su obra más esmerada, cuyo proceso siguió muy de cerca el propio
monarca, Carlos II. A esta siguió la decoración del despacho y dormitorio
(destruido) del monarca en el Palacio Real de Aranjuez. Después se le encargó el
del Casón del Buen Retiro (h. 1697); la sacristía de la catedral de Toledo
(1698); la decoración de la real capilla del Alcázar (destruido); y San Antonio
de los Portugueses (1699), donde Giordano representó ocho escenas de la vida de
san Antonio de Padua pintadas sobre tapices, que permiten imaginar el efecto
que debían producir los perdidos Trabajos de Hércules del Casón. La llegada de
Felipe V en 1701 y el inicio de la Guerra de Sucesión provocó el fin de los
encargos reales y su vuelta a Nápoles, aunque continuó enviando pinturas a
España.
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