SALVADOR DALÍ I DOMÈNECH (Figueras, Gerona, 1904 – 1989).
“San Jordi”, 1976.
Escultura en bronce sobre peana de hierro, ejemplar S.W. E/A
I. Pieza única.
Firmada y fechada.
Medidas: 154 x 116 x 80 cm; 230 x 130 x 105 cm (peana).
Adjunta certificado de autenticidad emitido por Kyle Capital
Corp A.V.V.
Durante más de treinta años, especialmente entre 1947 y
1985, el tema de San Jorge y el dragón fue una constante en la producción artística
de Dalí. Gran admirador de la obra de Rafael durante sus estancias en Paris y
Florencia, Dalí estudió y memorizó el San Jorge del Louvre y los magníficos
dibujos preparatorios que se conservan en la Gallería Uffizi de la capital
toscana. Esta influencia del genio italiano se puede ver claramente en su
primer “San Jorge con el dragón”, un grabado realizado en 1947 a petición del
Princt Club of Cleveland. Para la ejecución de esta, Dalí contó con la
participación de su amigo Stanley William Hayter, uno de los mejores grabadores
de la última centuria. Respecto a dicho tema, el maestro de Figueras eligió la
primera parte del combate para este grabado, cuando San Jorge hirió al dragón
con un golpe de lanza que se rompe. La escultura que presentamos continúa las
bases instauradas por dicho primer grabado, volcándola al bronce en una
composición que refleja el carácter valiente y osado del Santo. Dalí representó
una escultura tremendamente enérgica y dinámica, cuyas formas fluidas aluden al
carácter sinuoso, blando y surrealista de las obras del gran maestro catalán.
Durante sus primeros años, Dalí descubre la pintura
contemporánea durante una visita familiar a Cadaqués, donde conoce a la familia
de Ramón Pichot, artista que viajaba regularmente a París. Siguiendo los
consejos de Pichot, Dalí empieza a estudiar pintura con Juan Núñez. En 1922,
Dalí se alojó en la célebre Residencia de Estudiantes de Madrid para iniciar
estudios de Bellas Artes en la Academia de San Fernando. Sin embargo, antes de
sus exámenes finales, en 1926, fue expulsado por afirmar que no había nadie en
la misma en condiciones de examinarle. Ese mismo año Dalí viaja a París por
primera vez. Allí conoció a Picasso, y asentó algunas características formales
que se convertirían en distintivas de toda su obra desde entonces. Su lenguaje
absorbía las influencias de muchos estilos artísticos, desde el academicismo
clásico a las vanguardias más rompedoras. En aquella época, el pintor se dejó
crecer un vistoso mostacho que imitaba al de Velázquez, que se convertiría en
su sello personal el resto de su vida. En 1929, Dalí colaboró con Luis Buñuel
en la realización de “Un perro andaluz”, en el que se mostraban escenas propias
del imaginario surrealista. En agosto de ese mismo año conoció a su musa y futura
esposa Gala. Durante este periodo, Dalí celebró exposiciones regulares tanto en
Barcelona como en París, y se unió al grupo surrealista afincado en el barrio
parisino de Montparnasse. Su trabajo influyó enormemente en el rumbo del
surrealismo durante los dos años siguientes, siendo aclamado como creador del
método paranoico-crítico que, según se decía, ayudaba a acceder al
subconsciente liberando energías artísticas creadoras. El pintor desembarcó en
América en 1934, gracias al marchante Julian Levy. A raíz de su primera
exposición individual en Nueva York su proyección internacional queda
definitivamente consolidada, y desde entonces mostrará su obra y dará
conferencias por todo el mundo. La mayor parte de su producción está reunida en
el Teatro-Museo Dalí de Figueras, seguida por la colección del Salvador Dalí
Museum de St. Petersbug (Florida), el Reina Sofía de Madrid, la Salvador Dalí
Gallery de Pacific Palisades (California), el Espace Dalí de Montmartre (París)
o el Dalí Universe de Londres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario