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martes, 5 de marzo de 2019

San Jordi SALVADOR DALÍ








SALVADOR DALÍ I DOMÈNECH (Figueras, Gerona, 1904 – 1989).
“San Jordi”, 1976.
Escultura en bronce sobre peana de hierro, ejemplar S.W. E/A I. Pieza única.
Firmada y fechada.
Medidas: 154 x 116 x 80 cm; 230 x 130 x 105 cm (peana).
Adjunta certificado de autenticidad emitido por Kyle Capital Corp A.V.V.

Durante más de treinta años, especialmente entre 1947 y 1985, el tema de San Jorge y el dragón fue una constante en la producción artística de Dalí. Gran admirador de la obra de Rafael durante sus estancias en Paris y Florencia, Dalí estudió y memorizó el San Jorge del Louvre y los magníficos dibujos preparatorios que se conservan en la Gallería Uffizi de la capital toscana. Esta influencia del genio italiano se puede ver claramente en su primer “San Jorge con el dragón”, un grabado realizado en 1947 a petición del Princt Club of Cleveland. Para la ejecución de esta, Dalí contó con la participación de su amigo Stanley William Hayter, uno de los mejores grabadores de la última centuria. Respecto a dicho tema, el maestro de Figueras eligió la primera parte del combate para este grabado, cuando San Jorge hirió al dragón con un golpe de lanza que se rompe. La escultura que presentamos continúa las bases instauradas por dicho primer grabado, volcándola al bronce en una composición que refleja el carácter valiente y osado del Santo. Dalí representó una escultura tremendamente enérgica y dinámica, cuyas formas fluidas aluden al carácter sinuoso, blando y surrealista de las obras del gran maestro catalán.
Durante sus primeros años, Dalí descubre la pintura contemporánea durante una visita familiar a Cadaqués, donde conoce a la familia de Ramón Pichot, artista que viajaba regularmente a París. Siguiendo los consejos de Pichot, Dalí empieza a estudiar pintura con Juan Núñez. En 1922, Dalí se alojó en la célebre Residencia de Estudiantes de Madrid para iniciar estudios de Bellas Artes en la Academia de San Fernando. Sin embargo, antes de sus exámenes finales, en 1926, fue expulsado por afirmar que no había nadie en la misma en condiciones de examinarle. Ese mismo año Dalí viaja a París por primera vez. Allí conoció a Picasso, y asentó algunas características formales que se convertirían en distintivas de toda su obra desde entonces. Su lenguaje absorbía las influencias de muchos estilos artísticos, desde el academicismo clásico a las vanguardias más rompedoras. En aquella época, el pintor se dejó crecer un vistoso mostacho que imitaba al de Velázquez, que se convertiría en su sello personal el resto de su vida. En 1929, Dalí colaboró con Luis Buñuel en la realización de “Un perro andaluz”, en el que se mostraban escenas propias del imaginario surrealista. En agosto de ese mismo año conoció a su musa y futura esposa Gala. Durante este periodo, Dalí celebró exposiciones regulares tanto en Barcelona como en París, y se unió al grupo surrealista afincado en el barrio parisino de Montparnasse. Su trabajo influyó enormemente en el rumbo del surrealismo durante los dos años siguientes, siendo aclamado como creador del método paranoico-crítico que, según se decía, ayudaba a acceder al subconsciente liberando energías artísticas creadoras. El pintor desembarcó en América en 1934, gracias al marchante Julian Levy. A raíz de su primera exposición individual en Nueva York su proyección internacional queda definitivamente consolidada, y desde entonces mostrará su obra y dará conferencias por todo el mundo. La mayor parte de su producción está reunida en el Teatro-Museo Dalí de Figueras, seguida por la colección del Salvador Dalí Museum de St. Petersbug (Florida), el Reina Sofía de Madrid, la Salvador Dalí Gallery de Pacific Palisades (California), el Espace Dalí de Montmartre (París) o el Dalí Universe de Londres.

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