BAIXERAS
VERDAGUER, Dionís (Barcelona, 1862 – 1943).
Óleo sobre lienzo.
Firmado en el ángulo inferior derecho.
Medidas: 140 x 210 cm; 158 x 228 cm (marco).
En este lienzo Baixeras plasma una escena
costumbrista, aparentemente plácida por la atmósfera silenciosa y casi
crepuscular, pero sin embargo cargada de una contenida tensión. El pintor va
más allá de la mera descripción costumbrista o anecdótica, reflejando una
pesadumbre en el rostro y el gesto de la mujer que espiga en primer término,
quien se convierte en la absoluta protagonista de la obra. Rodeada por un
paisaje luminoso, de delicado cromatismo y captado con un tono lírico
tremendamente expresivo, las jóvenes representadas en primer plano permanecen
ajenas a todo lo que la rodea, de pie, trabajando bajo el tibio sol del
amanecer, sumidas en sus propios pensamientos mientras realizan arduamente su
trabajo. En segundo término, una mujer espiga mientras otros dos individuos se
toman un respiro y disfrutan de la observación del evocador paisaje que les
rodea. Mediante esta captación psicológica de los personajes, Dionís Baixeras
nos cuenta una historia completa, sin necesidad de acudir a complicados
recursos narrativos. Compositivamente destaca el sin duda magistral juego de
luces y sombras aplicado por el artista, una luz dorada y ardiente
tremendamente expresiva que configura intensas zonas de sombras producidas por
las figuras femeninas y los fardos de paja. Cerrando el espacio, grandes
montañas cuyas cumbres se recortan nítidamente contra el cielo nubiloso, teñido
de una tonalidad cálida por la luz del amanecer, dando como resultado un cielo
argénteo en perfecta consonancia con la luz general. En el primer término los
colores adquieren una mayor entidad, y junto a los suaves tonos del fondo,
determinados por la luz, vemos toques de intensos rojos, verdes y marrones, un
recurso que le sirve al pintor para reforzar visualmente la ilusión de
profundidad, la construcción del espacio tridimensional. Esta gradación
cromática es suave, muy estudiada, logrando una captación atmosférica de enorme
naturalismo.
Discípulo en la Escuela de la Lonja de Martí
Alsina y, sobre todo, de Antonio Caba, durante sus años de estudiante Baixeras
recibió el sobrenombre de “el medallas”, debido a su facilidad para ganar los
concursos. Expuso por primera vez en 1882, en la sala Parés de Barcelona, y
cuatro años más tarde viaja a París, donde se entusiasma ante el realismo de
temática campesina de Millet y Bastien-Lepage. Durante estos años obtuvo
galardones en las Exposiciones de Bellas Artes de Madrid (1884, tercera
medalla) y París (1886, mención de honor). De vuelta a Barcelona realizó
grandes composiciones de carácter histórico, como las del paraninfo de la
universidad (1888), las del seminario (1904, destruidas en 1936) y las de la
cúpula del salón de Sant Jordi de la Generalitat (1928). En 1907 realizó una
serie de dibujos de tipo documental, centrada en la representación de los
rincones de Barcelona que desaparecerían con la construcción de la Vía
Layetana, que le valió un premio del Ayuntamiento. En 1926 ingresó en la Real
Academia de Bellas Artes de Sant Jordi, y estuvo vinculado al Círculo Artístico
de Sant Lluc desde su fundación. Durante sus últimos años escribió unas
interesantes memorias, cuyo manuscrito original se conserva actualmente en la
Academia de Sant Jordi. Baixeras se dedicó fundamentalmente a la pintura
naturalista, de tema marinero o rural, en obras que acusan cierta influencia de
la escuela de Olot. Elaboraba meticulosamente sus obras en el taller, por lo
que sus dibujos previos tienen mucha más frescura e interés.