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lunes, 16 de octubre de 2017

Cabeza de diosa velada. Grecia. Siglo IV a.C.






Cabeza de diosa velada. Grecia. Siglo IV a.C.
Mármol.
36,5 cm de altura.

Procedencia de colección particular, S.A Londres. Anteriormente en la colección Fillmore, Fine Art Consultants, Ginebra (Suiza) adquirida el 2 de noviembre de 1994.
Imponente cabeza de diosa de la Grecia clásica esculpida delicadamente en mármol. Con un rostro ovalado, frente lisa y el cabello ondulado hacia los lados con una línea central. Mirada frontal, su expresión es melancólica de rasgos delicados. Tiene las cejas suavemente arqueadas formando un plano continuo con el puente de la nariz. Los ojos aparecen entreabiertos, hundidos, con una boca pequeña de labios expresivos.
Le cubre la cabeza un fino velo muy bien resuelto con pliegues poco profundos y cierta inclinación hacia su izquierda. Esta dirección en el velo revela que en origen la diosa lo sujetaba con su mano izquierda, creando así un movimiento es la escultura.
Su expresión, que aparece con una imperceptible aflicción, se inclina ligeramente a su izquierda, quizás concentrando su atención melancólica en la mano que sujetaba su velo. La cara oval anteriormente descrita, con una frente triangular y los mechones de cabellos definidos y onduladas a los lados con una línea central, corresponden a modelos de escultura clásica de mediados del siglo IV a.C. Las figuras de diosas veladas, hacen pensar su relación Demeter y Kore.
En la mitología griega Deméter es diosa de la agricultura, nutricia pura de la tierra verde y joven, ciclo vivificador de la vida y la muerte, y protectora del matrimonio y la ley sagrada. El significado de su nombre es "diosa madre tierra". Se la venera como la "portadora de las estaciones" en un himno homérico, un sutil signo de que era adorada mucho antes de la llegada de los olímpicos. El himno homérico a Deméter ha sido datado sobre el siglo VII a.C. Junto a su hija Perséfone eran los personajes centrales de los misterios eleusinos que también precedieron al panteón olímpico.
El mito fundamental de Deméter es su relación con Perséfone, su hija, y ella misma de joven. En el panteón olímpico, Perséfone era hija de Zeus y consorte de Hades. Ésta se convirtió en diosa del inframundo cuando Hades la secuestró en la tierra y la llevó con él. HAbía estado jugando con algunas ninfas a quienes Deméter convirtió en sirenas como castigo por no haber intervenido. La vida se paralizó mientras la deprimida Deméter buscaba a su hija perdida. Finalmente, Zeus no puedo aguantar más la agonía de la tierra y obligó a HAdes devolver a Perséfone enviando a Hermes para rescatarla. Pero antes de liberarla, Hades la engañó para que comiese seis semillas de granada, lo que la obligaba a volver seis meses cada año. Cuando Deméter y su hija estaban juntas, la tierra florecía de vegetación. Pero durante seis meses al año, cuando Perséfone volvía al inframundo, la tierra se convertía de nuevo en un erial estéril. Estos seis meses son los de verano, pues en Grecia es cuando toda la vegetación muere por el calor y la falta de lluvia. Por el contrario, el invierno traía abundantes lluvias y temperaturas suaves, floreciendo la vida vegetal. El resultado final es la ocurrencia del verano, la primavera, el otoño y el invierno.

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