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lunes, 29 de mayo de 2017








Caja registradora NATIONAL, Estados Unidos, principios del siglo XX.
Metal dorado, con base de madera.
Medidas: 58 x 51 x 42 cm.
Caja registradora de la firma Nacional. Cuenta con un cajón en el mueble de la base, con compartimientos que permiten distribuir monedas y billetes. La máquina es de metal dorado, con motivos decorativos en relieve, principalmente motivos clásicos como palmetas, roleos vegetales y hojas de acanto. Incluye además una cartela superior, de perfil sinuoso modernista, donde se lee la inscripción “Importe de su Compra”. Conserva todos los botones, en colores negro, blanco, naranja, rosa, azul y amarillo. En la zona superior podemos ver la representación de dos manos con puños de camisa, señalando a los indicadores de modo de pago e importe (en pesetas), también visibles en la parte trasera. En la zona lateral izquierda presenta el compartimiento para el rollo de papel que permite imprimir el tique de compra.
A finales del siglo XIX; la mayor parte de los negocios estaban creciendo, adquiriendo unas dimensiones que iban más allá del ámbito familiar, donde lo habitual es que sólo una o dos personas manejaran el dinero. Los negocios de mayor envergadura comenzaron a preocuparse por los pequeños robos por parte de sus empleados, por lo que pronto se llegó a la conclusión lógica de utilizar sistemas mecánicos para el cobro en los establecimientos. Actualmente se atribuye a James Ritty (Dayton, Ohio), el propietario de un café, la creación de la primera caja registradora. Tras darse cuenta de que estaba perdiendo dinero en su negocio, inventó y patentó junto a su hermano John la primera caja registradora el 4 de noviembre de 1879. Juntos, en los años sucesivos, desarrollaron nuevos modelos, entre los que se encuentra el conocido como “El Cajero Incorruptible”. En 1885 llamaron la atención de un nuevo socio, John Patterson, con quien fundaron The National Manufacturing Company (poco después The National Cash Register Company). Pese a la reticencia de los propietarios de comercios, y especialmente de sus empleados, Patterson logró abrir el camino para el nuevo invento y convirtió a la máquina registradora en la protagonista de los establecimientos comerciales, en el foco de atención del público. Esto se logró mostrando al cliente el atractivo del novedoso invento (mediante diseños bellos y ornamentados), y también creando sistemas que ayudaban a los empresarios a evitar el robo por parte de los empleados. Así, National comenzará a fabricar cajas registradoras con bases de maderas nobles, en ocasiones ricamente adornadas con marquetería, y cajas de metales como el bronce, el latón, el cobre y también el metal simple, aunque adornado con motivos grabados o bellos diseños esmaltados. Además, se trataba de máquinas con dos años de garantía, lo que favorecía la buena recepción por parte de los dueños de comercios. No obstante, muchas de estas primeras cajas registradoras han sobrevivido, en funcionamiento y buen estado, hasta nuestros días, y de hecho se mantuvieron en uso durante generaciones. Gracias a este éxito, muchas otras compañías comenzaron a fabricar cajas registradoras; pronto aparecerán más de doscientas nuevas firmas, aunque National será siendo la más grande y reputada.

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